Como últimamente no tengo tiempo para casi nada
no os cuento lo que voy cosiendo,
porque es tan poca cosa....
Sin embargo, unas entradas más atrás,
( allá por el 2015, ¡ Madre mía como pasa el tiempo! )
cuando aún disponía de alguna mañana entera
os mostré cómo montábamos una colcha grande
en casa de mi amiga Rosi,
y la dejamos preparada en el bastidor, lista para acolchar.
Entonces la vida se nos fué complicando,
( a ella, y a mí),
y lo que iba a ser una tranquila mini Bee party quilting,
muy mini : de dos personas =)
Se convirtió en el eterno traslado de la colcha y del bastidor,
y en la más mini todavía Bee party quilting:
a turnos de una persona =))
Colcha en la habitación de arriba...
Colcha en la habitación de abajo...
Colcha en tu casa...
Colcha en mi casa...
Y esta semana, el acolchado llegó a su fin.
Acolchada a mano enterita.
Teníamos tantas ganas de terminarla...
Y ahora casi nos da pena haberla terminado.
Si las dos miramos cuando montamos la colcha,
y lo comparamos con cuándo la hemos terminado,
nos damos cuenta de lo mucho que han cambiado nuestras circunstancias en tan poco tiempo.
Esa es otra ventaja de coser :
Se convierte en una especie de diario que te ayuda a recordar.
Muchos abrazos a todos.